La rentabilidad que se estime para
cualquier proyecto dependerá de la magnitud de los beneficios netos que la
empresa obtenga a cambio de la inversión realizada en su implementación, sean
estos obtenidos mediante la agregación de ingresos o la creación de valor a los
activos de la empresa, o mediante la reducción de costos.
Ingresos,
ahorros de costos y beneficios
En
términos generales, se considera variables que impactan positivamente en el
resultado de una inversión a los ingresos, las reducciones de costos y el
aumento de eficiencia, y a los beneficios que no son ingresos, pero que
incrementan la riqueza del inversionista o la empresa.
En el primer caso, se encuentran los ingresos
por la venta del producto o servicio que generará adicionalmente el proyecto
como resultado de una mejora o ampliación; los ingresos por la venta de
activos, particularmente cuando el proyecto involucra el reemplazo de alguno de
ellos o su liberación por efecto de algún outsourcing; los ingresos por
la venta de material de desecho reutilizable o subproductos; y los ahorros de
costo que se asocian con la realización del proyecto que se evalúa. Todos ellos
constituyen beneficios que aumentan la liquidez de la empresa y, por lo tanto,
se incluyen dentro del concepto de ingreso.
En el
segundo caso, se consideran los beneficios que no constituyen ingresos de caja;
por ejemplo, el valor de desecho del proyecto al final del periodo de
evaluación y la recuperación de la inversión en capital de trabajo. La empresa,
cuando hace una inversión, además de recibir el beneficio generado por la
utilización de los activos comprados, tiene el beneficio de la propiedad de
esos activos cualquiera que sea el momento en que se considere valorarlos.
Ingresos
por venta de productos y servicios
La
mayoría de las inversiones que realiza la empresa se justifican por el
incremento futuro de los beneficios monetarios. Si bien la teoría de la oferta
y la demanda ha sido considerada como una de las más influyentes de la ciencia
económica, desde el punto de vista de la administración, la maximización de los
beneficios de la empresa busca quebrantar esa ley tan seguido como sea posible.
Ingresos
por venta de activos
Para
mantener la consistencia del estudio de la viabilidad económica de una
inversión, se deberá considerar el uso alternativo del activo que se libera
como resultado de un reemplazo pronosticado e incluido en los requerimientos de
activos sustituibles durante el horizonte de evaluación.
Ahorro de
costos
Gran parte
de los proyectos que se evalúan en empresas en marcha no modifican los ingresos
operacionales de la empresa y, por lo tanto, pueden ser evaluados por comparación
de sus costos. Es el caso de los camiones de reparto, de la opción de comprar
las oficinas que actualmente se alquilan o de contratar el servicio de aseo externo
mediante un outsourcing que sustituya la operación interna.
Cálculo de
valores de desecho
Un
beneficio que no constituye ingreso pero que debe estar incluido en el flujo de
caja de cualquier proyecto es el valor de desecho de los activos remanentes al
final del periodo de evaluación.
La teoría
ofrece tres formas para determinar el valor de desecho. Dos de esos métodos
calculan el valor de los activos al final del horizonte de evaluación: uno,
determinando el valor contable o valor libro de cada uno de ellos; y el otro,
definiendo su valor comercial neto del efecto impositivo derivado de cualquier
utilidad o pérdida que generaría una eventual venta. Cabe señalar que, si un
proyecto se evalúa a 10 años y uno de los activos se reemplaza cada cuatro
años, deberá estimarse su valor contable o su valor comercial para dentro de 10
años, pero con solo dos de uso (se reemplazó al final del cuarto y del octavo
año). Obviamente, el método comercial solo podrá calcularse cuando existe
información acerca de cómo y en cuánto se transan los activos usados en el
mercado secundario, lo que en innumerables casos es imposible.
El tercer
método para determinar el valor de desecho plantea que el valor del proyecto no
es equivalente a la suma de los valores individuales de cada uno de los
activos, sino que corresponde al valor actual de lo que ese conjunto de activos
es capaz de generar como flujo perpetuo.
Valor de
desecho contable
El
valor contable –o valor libro– corresponde, como ya se mencionó, al valor de adquisición
de cada activo menos la depreciación que tenga acumulada a la fecha de su cálculo
o, lo que es lo mismo, a lo que le falta por depreciar a ese activo en el
término del horizonte de evaluación.
Cuando se
valoran contablemente los activos, es posible encontrar cuatro casos:
1. Que la
vida útil contable sea mayor que la vida útil real.
2. Que la
vida útil contable sea igual que la vida útil real.
3. Que la
vida útil contable sea menor que la vida útil real.
4. Que la
vida útil contable sea igual que la vida útil real y que, además, coincida con
el
horizonte
de evaluación.
Los
primeros tres casos tienen una única solución, mientras que el último tiene dos
que, si
son bien utilizadas, conducen a un mismo resultado.
Valor de
desecho comercial
La
valoración por el método comercial se fundamenta en que los valores contables
no reflejan el verdadero valor que podrán tener los activos al término del
periodo de evaluación. Por tal motivo, se plantea que el valor de desecho de la
empresa corresponderá a la suma de los valores de mercado que sería posible
esperar de cada activo, corregida por su efecto tributario.
Valor de
desecho económico
La
valoración por el método económico considera que el proyecto tendrá un valor
equivalente a lo que será capaz de generar a futuro. Expresado de otra forma,
corresponde al monto al cual la empresa estaría dispuesta a vender el proyecto.
Fuente:
Proyectos de Inversión
Formulación y Evaluación
2da. Edición
Nassir Sapag Chain
Felicito a este grupo por su excelente trabajo
ResponderEliminarProfesor Astacio
Muchas gracias Profesor.....
ResponderEliminarLe puedo asegurar que el crédito es de los cinco. Cada uno puso su grano de arena.
Virginia